Cuando veo una corrida de toros ....




Cuando veo una corrida de toros, no me planteo consideraciones morales o dilemas éticos. Vivo el presente intensamente. Me elevo por encima del pensamiento con el silencio cómplice de mi mente.
La cadencia sonora de la Plaza.
El brillo intenso de los colores.
El rebullir de la afición.
La musicalidad de los movimientos.
La alegría de ser aquí y ahora, de un momento trascendente, único e irrepetible.
Aparco de nuevo mis pensamientos y me recreo en la pura belleza atemporal.

Después solo quiero ser toro.
Después solo quiero ser torero.